Para quienes no vieron la nota que apareció en El Imparcial, el 11 de Junio del 2008.
viernes, 27 de junio de 2008
miércoles, 18 de junio de 2008
Un experimento muy interesante
Después de leerlo da clic a la liga
Aquella podría ser una mañana más como otra cualquiera. Un sujeto entra en la estación de Metro , va vestido con un pantalón vaquero, una camiseta barata y se sitúa cerca de la entrada... extrae unviolín de su caja y comienza a tocar con entusiasmo para toda la gente quepasa por allí, es la hora punta de la mañana.Durante los 45 minutos que estuvo tocando el violín, fue prácticamente ignorado por todos los pasajeros del Metro.Nadie sabía, que ese músico, era precisamente Joshua Bell, uno de losmejores violinistas del mundo, ejecutando sin parar en un Stradivarius, estimado en un valor de más de 3millones de dólares, las piezas musicales más consagradas de la historia.Días antes, Bell , había tocado con la Sinfónica de Boston, los mejores asientos fueron vendidos a 1000 dólares.Bell Tiene 41 años de edad. Al retirarse de tocar en el metro había recolectado 32 dólares.Esta experiencia que ha sido grabada en vídeo, muestra a hombres y mujeresque caminan muy rápido, pero todos indiferentes al sonido del violín...la iniciativa fue realizadapor el Diario The Washington Post, con la finalidad de lanzar un debatesobre el valor del arte, y de su contexto.LA CONCLUSIÓN: Estamos acostumbrados a dar valor alas cosas cuando están en un determinado contexto*. En este caso, Bell , erauna obra de arte en sí mismo, pero fuera de contexto, un artefacto de lujosin la etiqueta de la marca.http://www.youtube.com/watch?v=hnOPu0_YWhw
Aquella podría ser una mañana más como otra cualquiera. Un sujeto entra en la estación de Metro , va vestido con un pantalón vaquero, una camiseta barata y se sitúa cerca de la entrada... extrae unviolín de su caja y comienza a tocar con entusiasmo para toda la gente quepasa por allí, es la hora punta de la mañana.Durante los 45 minutos que estuvo tocando el violín, fue prácticamente ignorado por todos los pasajeros del Metro.Nadie sabía, que ese músico, era precisamente Joshua Bell, uno de losmejores violinistas del mundo, ejecutando sin parar en un Stradivarius, estimado en un valor de más de 3millones de dólares, las piezas musicales más consagradas de la historia.Días antes, Bell , había tocado con la Sinfónica de Boston, los mejores asientos fueron vendidos a 1000 dólares.Bell Tiene 41 años de edad. Al retirarse de tocar en el metro había recolectado 32 dólares.Esta experiencia que ha sido grabada en vídeo, muestra a hombres y mujeresque caminan muy rápido, pero todos indiferentes al sonido del violín...la iniciativa fue realizadapor el Diario The Washington Post, con la finalidad de lanzar un debatesobre el valor del arte, y de su contexto.LA CONCLUSIÓN: Estamos acostumbrados a dar valor alas cosas cuando están en un determinado contexto*. En este caso, Bell , erauna obra de arte en sí mismo, pero fuera de contexto, un artefacto de lujosin la etiqueta de la marca.http://www.youtube.com/watch?v=hnOPu0_YWhw
miércoles, 28 de mayo de 2008
HISTORIA VERDADERA por Malcom Forbes
Usted puede fácilmente juzgar el carácter de los demás por la forma en que tratan a quienes piensan que no pueden hacer nada para ellos
EL VESTIDO DE ALGODON BARATO
Una mujer en un desteñido vestido de algodón barato y su esposo, vestido con un raído traje, se bajaron del tren en Boston, y caminaron tímidamente sin tener una cita a la oficina de la secretaria de Presidente de la Universidad de Harvard.La secretaria adivinó en un momento que esos venidos de los bosques, campesinos, no tenían nada que hacer en Harvard y probablemente no merecían estar en Cambridge.'Desearíamos ver al presidente' dijo suavemente el hombre. 'El estará ocupado todo el día' barbotó la secretaria.'Esperaremos' replicó la mujer.Por horas la secretaria los ignoró, esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fuera. Ellos no lo hicieron, y la secretaria vio aumentar su frustración y finalmente decidió interrumpir al presidente, aunque era una tarea que ella siempre esquivaba.'Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos, se irán' le dijo. El hizo una mueca de desagrado y asintió. Alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de ellos, y el detestaba los vestidos de algodón barato y los raídos trajes en la oficina de su secretaria.El presidente, con el ceño adusto y con dignidad, se dirigió con paso arrogante hacia la pareja. La mujer le dijo 'Tuvimos un hijo que asistió a Harvard por solo un año. El amaba a Harvard. Era feliz aquí. Pero hará un año, murió en un accidente. Mi esposo y yo deseamos levantar un memorial para el, en alguna parte del campus' . El presidente no se interesó. El estaba en shock.'Señora', dijo ásperamente, 'no podemos poner una estatua para cada persona que asista a Harvard y fallezca. Si lo hiciéramos, este lugar parecería un cementerio.' 'Oh no', explicó la mujer rápidamente. 'No deseamos erigir una estatua. Pensamos que nos gustaría donar un edificio a Harvard'El presidente entornó sus ojos. Echó una mirada al vestido de algodón barato y al traje raído, y entonces exclamó 'Un edificio! ¿Tienen alguna remota idea de cuanto cuesta un edificio? Hemos gastado más de siete millones y medio de dólares en los edificios aquí en Harvard!'Por un momento la mujer quedó en silencio. El presidente estaba feliz. Tal vez se podría deshacer de ellos ahora. La mujer se volvió a su esposo y dijo suavemente '¿eso es todo lo que cuesta iniciar una universidad? ¿Por qué no iniciamos la nuestra?' Su esposo asintió. El rostro del presidente se oscureció en confusión y desconcierto. El Sr. Leland Stanford y su esposa se pararon y se fueron, viajando a Palo Alto, California, donde establecieron la universidad que lleva su nombre, la Universidad Stanford, en memoria de un hijo del que Harvard no se interesó.
EL VESTIDO DE ALGODON BARATO
Una mujer en un desteñido vestido de algodón barato y su esposo, vestido con un raído traje, se bajaron del tren en Boston, y caminaron tímidamente sin tener una cita a la oficina de la secretaria de Presidente de la Universidad de Harvard.La secretaria adivinó en un momento que esos venidos de los bosques, campesinos, no tenían nada que hacer en Harvard y probablemente no merecían estar en Cambridge.'Desearíamos ver al presidente' dijo suavemente el hombre. 'El estará ocupado todo el día' barbotó la secretaria.'Esperaremos' replicó la mujer.Por horas la secretaria los ignoró, esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fuera. Ellos no lo hicieron, y la secretaria vio aumentar su frustración y finalmente decidió interrumpir al presidente, aunque era una tarea que ella siempre esquivaba.'Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos, se irán' le dijo. El hizo una mueca de desagrado y asintió. Alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de ellos, y el detestaba los vestidos de algodón barato y los raídos trajes en la oficina de su secretaria.El presidente, con el ceño adusto y con dignidad, se dirigió con paso arrogante hacia la pareja. La mujer le dijo 'Tuvimos un hijo que asistió a Harvard por solo un año. El amaba a Harvard. Era feliz aquí. Pero hará un año, murió en un accidente. Mi esposo y yo deseamos levantar un memorial para el, en alguna parte del campus' . El presidente no se interesó. El estaba en shock.'Señora', dijo ásperamente, 'no podemos poner una estatua para cada persona que asista a Harvard y fallezca. Si lo hiciéramos, este lugar parecería un cementerio.' 'Oh no', explicó la mujer rápidamente. 'No deseamos erigir una estatua. Pensamos que nos gustaría donar un edificio a Harvard'El presidente entornó sus ojos. Echó una mirada al vestido de algodón barato y al traje raído, y entonces exclamó 'Un edificio! ¿Tienen alguna remota idea de cuanto cuesta un edificio? Hemos gastado más de siete millones y medio de dólares en los edificios aquí en Harvard!'Por un momento la mujer quedó en silencio. El presidente estaba feliz. Tal vez se podría deshacer de ellos ahora. La mujer se volvió a su esposo y dijo suavemente '¿eso es todo lo que cuesta iniciar una universidad? ¿Por qué no iniciamos la nuestra?' Su esposo asintió. El rostro del presidente se oscureció en confusión y desconcierto. El Sr. Leland Stanford y su esposa se pararon y se fueron, viajando a Palo Alto, California, donde establecieron la universidad que lleva su nombre, la Universidad Stanford, en memoria de un hijo del que Harvard no se interesó.
lunes, 26 de mayo de 2008
discurso de Steve Jobs ....interesante
http://video.google.com/videoplay?docid=3014637678488153340
sigue Habmriento, sigue alocado
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sigue Habmriento, sigue alocado
domingo, 25 de mayo de 2008
Convivencia con Alejandro Vargas
Sesión con el Profr. Miguel Ochoa
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